Ser madre, emprender y seguir siendo tú
Cómo convertir tu marca personal en el sistema nervioso de tu negocio
Ser madrastra es como cuando empecé a emprender hace 20 años: sin referentes, con el corazón por brújula, sosteniendo realidades sin nombre.
1. La carga invisible: no eres madre, pero maternas
No hay un grupo de apoyo para madrastras. No hay referencias. Y tampoco hay reconocimiento. Pero sí hay una carga emocional que gestionas cada día, incluso cuando no te corresponde “legalmente”. Esa entrega silenciosa te atraviesa. Aunque la sociedad no la vea o celebre (seguro que sabes cuándo es el Día de la Madre, pero ¿quién se acuerda de las madrastras?).
Esa invisibilidad es la que hay que evitar a toda costa cuando emprendes. La opacidad no es tu amiga. Si no sabes a qué dedicas cada hora, qué retorno (emocional o económico) te da cada acción… MAL.
Porque a vecs no se trata solo de organizarte mejor. Se trata de dejar de ignorar lo que estás sosteniendo sin nombre.
2. El negocio no te salva. Pero puede sostenerte.
Cuando los peques llegaron a mi vida, de golpe, descubrí qué era DE VERDAD no dormir. ¡Nada que ver con mi época de universitaria! Despertarse 3, 4, 5 veces cada noche con el peque ha sido un entrenamiento de fondo brutal.
Y la vida no para.
Ahí es cuando he aplicado todo lo que traía en la mochila:
Descansar sin culpa y dar gracias una y otra vez por un modelo de negocio que me lo permite.
NO intenté ser más productiva (hacer más), sino intenté ser más inteligente. La productividad mal entendida a veces te lleva a meterte presión y a pelearte con la realidad. Es la trampa perfecta para mujeres que ya lo están dando todo.
(Spoiler: no necesitas hacer más. Necesitas sostenerte mejor).Marca y estructura bien construidas. Un mensaje nítido y una empresa que seguían funcionando incluso cuando yo necesitaba parar.
Una marca personal bien diseñada te permite desaparecer sin perder autoridad.
Aquí te dejo un audio donde te hablo de esto con ejemplos reales.
Cómo diseñar un negocio que no te pida estar disponible todo el tiempo, especialmente cuando cuidas (a otros… o a ti misma).
Y si no lo tienes así, hay que revisarlo. No puedes cargar emocionalmente fuera y también adentro de tu empresa.
Tu marca es el sistema nervioso de tu negocio. Si no regula, desborda.
Ven, lo podemos revisar juntas.
3. El deseo es estrategia. La culpa, una deuda que no te corresponde.
Trabajo con muchas mujeres que sienten que no están “dando la talla” en ninguna parte. Madres, madrastras, tías, mentoras, jefas. Da igual. Todas arrastran culpa por no serlo todo. Todo el tiempo. Para todos.
Y lo que más me duele es ver cómo eso afecta su capacidad de desear. De construir desde el placer, no desde la deuda emocional.
Si tu deseo no cabe en tu vida, no es tu vida lo que está mal. Es el sistema.
Por eso sigo creando espacios donde revisar todo esto. Con criterio. Con estructura. Con verdad.
Si sientes que tu marca no te contiene, si estás sosteniendo demasiado dentro y fuera de casa, si necesitas claridad y estructura para tomar decisiones... trabajémoslo juntas.
Puedes reservar un proceso individual para revisar tu modelo de negocio o sumarte al Mentoring Club, donde acompañamos procesos completos de mujeres que están escalando sin dejarse la piel.
Revisamos contigo cada decisión. Ordenamos prioridades. Diseñamos una estructura que te permita respirar.
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Ojalá hubiera tenido un espacio así cuando llegaron los peques a mi vida.
Si tú también te has sentido invisible o partida en mil roles, este trabajo te va a sostener de verdad. Lo sé, porque lo he vivido.