Recuerdo la primera vez que revisé a fondo las métricas de mi negocio. Era un día gris, y me sentía agotada después de semanas de publicar en redes, responder mensajes y perseguir clientes. Cuando finalmente miré los números, descubrí algo impactante: el 70% de mi tiempo lo dedicaba a tareas que no generaban ingresos ni me acercaban a mi objetivo.
Me sentí frustrada, pero también empoderada. Fue en ese momento cuando entendí que los números no solo cuentan, también liberan.
Esas semanas me enseñaron algo: solo puedes mejorar lo que mides. Por eso, quiero que hoy te hagas estas preguntas:
¿Cuántas acciones de ventas llevas este trimestre?
¿Cuántos contactos nuevos has hecho? ¿Y recontactos anteriores?
¿Cuántas ventas has cerrado?
¿Cuántas han venido de redes, cuántas de la newsletter, cuántas de acciones de relaciones públicas?
De todas estas… ¿cuáles te han llevado más tiempo y cuáles menos?
¿Cuáles has disfrutado más?
Si estas preguntas te generan dudas o incomodidad, no estás sola. Muchas mujeres sienten que liderar con números es algo frío o fuera de su alcance. Pero quiero que recuerdes esto: mirar los datos no es una sentencia, es una oportunidad. Una oportunidad para recuperar el control y liderar con claridad y propósito.
La verdad es esta: si no sabes responder a estas preguntas, no tienes un negocio. Tienes una lista de tareas sin propósito real.
Un negocio ético y estratégico se basa en dos pilares:
1️⃣ Resolver problemas a tus clientes.
2️⃣ Llevarte hacia la vida que quieres.
Y si no sabes hacia dónde vas, cómo ir, o cuándo llegarás, estás dando vueltas como una peonza. Trabajas, pero no lideras. Haces, pero no decides.