¡Totalmente de acuerdo! El dinero también merece un poco de amor. A veces se siente olvidado, ¿verdad? ¡Vamos a darle un abrazo a nuestra billetera hoy! 💸❤️
Oye Txell, tú que trabajas con tantas empresarias, me gustaría que nos dijeras qué precios suelen ser de ticket bajo, medio y alto. Me refiero a precio por sesión. Ya sé que hay que paquetizar y no hay que vender tiempo, ya sé ☺️
Pero llevo tiempo pensando cuándo un profesional tiene precios medios y altos. Y la verdad que no lo sé 🤷♀️
Sin duda, los precios reflejan nuestra autoestima y nuestro expertice, ¿pero, y objetivamente?
Porque al final, no es lo mismo vender formación, programas, membresias, (aquí me resulta más fácil paquetizar y dejar de vender tiempo) que sesiones de terapia 😉 (mi cliente quiere la sesión y ya)
Entiendo tu duda, pero ¡ojo! porque lo primero es recordar que no vendemos tiempo, vendemos un proceso de transformación.
Si el cliente solo valora el rato de sesión, probablemente no es el tipo de cliente que nos sale a cuenta.
¿Por qué? Porque no ve (ni valora) todo lo que implica: la preparación previa, el análisis posterior, el seguimiento, la estructura que sostienes para que ese encuentro tenga sentido dentro de un proceso. Me temo que es el tipo de cliente que exige disponibilidad inmediata, o que incluso se implica regulinchi (quiere soluciones mágicas en 60 min).
Dicho esto, no hay una cifra mágica universal, porque cada sector tiene sus particularidades, y no es lo mismo una terapeuta novel en zona rural que una especializada con años de experiencia y agenda llena en ciudad.
Pero sí hay algo objetivo: tu precio hora real.
Hay que conocerlo sí o sí para poner precios sostenibles. ¿Cómo?
- Calculando todos los costes del negocio (tiempo improductivo, IRPF/IVA, formación, software, seguros…)
- Sumando lo que quieres ganar al mes
- Y dividiéndolo entre las horas realmente facturables (¡spoiler! son menos de las que crees).
Ahí verás si estás en precios bajos, medios o altos según tu realidad, no la del vecino.
Dicho esto, te comparto algunas variables para ubicarse en qué es un ticket bajo, medio o alto, más allá del número exacto (porque depende del sector, país, experiencia, etc.):
🟡 Ticket bajo: suele tener márgenes muy justos, poco tiempo de preparación y va dirigido a un volumen alto de personas o a perfiles muy sensibles al precio.
🟠 Ticket medio: hay más personalización, más implicación, y el precio permite cubrir costes y un pequeño margen.
🔴 Ticket alto: el margen es claro, hay valor percibido alto, y normalmente hay especialización o demanda alta que lo respalda.
Te pongo ejemplos de por qué en cada sector es un mundo. Quizás alguien que empieza considera que mi procesos individual de ALTA COSTURA es high ticket, a su modo de ver, porque no puede hacer esta inversión. Pero, en realidad, no es un high ticket a nivel teórico en el sentido estricto (aunque el valor que aporta sea altísimo). Por muchas razones:
- High ticket, en el sentido clásico, suele implicar precios a partir de 3.000–5.000 €, mínimo (y a veces mucho más)
- Mi proceso está pensado para ser accesible a negocios sostenibles pero no millonarios.
- Tengo estructura, límites de tiempo y eficiencia. No es un acompañamiento abierto o ilimitado, como es habitual en un high ticket de manual
Aunque el valor es altísimo (y muchas marcas venderían lo mío por el doble), yo lo posiciono estratégicamente en un punto medio-alto, sostenible para mí y para el tipo de cliente ideal que quiero atraer.
Dicho en otras palabras: no es low cost, pero tampoco high ticket. Es estrategia pura con los pies en el suelo.
Un abrazo, y gracias por una pregunta tan interesante!! cualquier cosa me tienes aquí!
Vale Txell, justo es eso a lo que me refería y por concretarlo más ☺️
En mi caso, que sería la segunda situación, tengo la consulta en una ciudad española, con años de experiencia (+ de 12) y con la agenda llena (desde hace años)
¿Por donde andaría la estimación en ticket medio y alto?
Mi precio-hora ya lo tengo calculado, pero me gustaría tener también ese dato (si puede ser), porque yo también me quiero posicionar en un punto medio-alto o eso creo. (Pero yno sé si lo que creo que es medio y alto, es así o no ☺️)
Vaya, que ni quiero quedarme corta, ni fliparme. Como en el ejemplo que dices, no es lo mismo que el mínimo del high ticket sea 3.000, que 5.000, que 7.000.
¡qué maravilla leerte con tanta claridad y conciencia del momento profesional en el que estás!
Ahora bien: aunque vendas sesiones sueltas, lo que marca el precio no es el reloj, sino el valor real y percibido de lo que pasa en esa hora contigo.
Y aquí viene lo importante: si vendes solo tiempo, entras en un mercado donde hay coches a 300€, aunque tú seas un modelo premium. La clave es estructurar y comunicar tu servicio como algo que no se compara por minutos, sino por impacto.
Dicho esto, con tu perfil (12+ años, ciudad, agenda llena y experiencia consolidada), los rangos podrían ser estos:
Ticket medio: entre 100€ y 160€/sesión, si ya hay especialización, seguimiento entre sesiones o una manera clara de trabajar que no es solo “te escucho y ya”.
Ticket alto: a partir de 170€/200€, si además tienes marca propia, metodología, resultados tangibles, o haces un trabajo más transformacional (aunque el cliente venga sesión a sesión).
Y ojo: si hay acompañamiento entre sesiones, herramientas, personalización, etc., hablamos ya de procesos que podrían superar tranquilamente los 250€/sesión sin despeinarse. Pero entonces, ya no es solo “una sesión”.
Así que ya ves que es importante diseñar y comunicar el valor real de lo que haces. Ahí es donde sube el precio sin miedo
Vale Txell, justo es eso a lo que me refería y por concretarlo más ☺️
En mi caso, que sería la segunda situación, tengo la consulta en una ciudad española, con años de experiencia (+ de 12) y con la agenda llena (desde hace años)
¿Por donde andaría la estimación en ticket medio y alto?
Mi precio-hora ya lo tengo calculado, pero me gustaría tener también ese dato (si puede ser), porque yo también me quiero posicionar en un punto medio-alto o eso creo. (Pero no sé si lo que creo que es medio y alto, es así o no ☺️)
Vaya, que ni quiero quedarme corta, ni fliparme. Como en el ejemplo que dices, no es lo mismo que el mínimo del high ticket sea 3.000, que 5.000, que 7.000.
Pero bueno sí, tienes razón que todavía tengo que diseñar y comunicar mejor el valor percibido de TODO el acompañamiento para pasar del ticket medio al alto.
Pero lo que me has dicho me sirve como una guía mas objetiva 🎈🎈
Genial Txell!! Muchas gracias por estas conversaciones.
Txell, qué regalazo me has hecho. ❤️ Estoy escuchando y reescuchando este episodio desde que lo publicaste por dos razones:
1. El sábado 8 de marzo facilito un taller de empoderamiento femenino sobre la relación con el dinero, y este contenido me viene de perlas.
2. Es un tema en el que llevo reflexionando mucho en el último año.
Me quedo con esto: "El dinero no era el problema, el problema era yo y cómo me veía a mí misma. Lo que tú cobras no solo refleja lo que haces, refleja cómo te valoras, cómo te hablas, porque tus precios son como una declaración de amor propio o si no crees que vales, nadie más lo hará." ¡WOW, esto es para mí, qué bofetada!
Hay un libro de John Armstrong que en Italia tradujeron como "I soldi non sono il problema". Él dice: "Este libro no trata sobre problemas de dinero, sino sobre las preocupaciones que el dinero genera, que no es lo mismo. Los problemas son urgentes y requieren una intervención inmediata, las preocupaciones tienen que ver con lo que ocurre en nuestra cabeza, no solo en la cuenta bancaria."
Y es verdad, muchas preocupaciones económicas no tienen que ver con el dinero en sí, sino con algo mucho más profundo.
Hola Txell, no me había dado cuenta de tu mensaje, gracias por estar pendiente!
Me gustaría decirte que fue fantástico, y de hecho, el playbook que preparé lo es (lo digo sin modestia), pero no puedo. Me cuesta admitirlo, pero el taller quedó vacío.
¿Qué no funcionó?
Seguramente hubo errores desde el principio. El taller se incluyó dentro de un ciclo de talleres manuales (cerámica, costura) organizados en un espacio físico y no se promocionó adecuadamente.
¿Pero solo fue eso? Seguro que no. Un feedback de una amiga: "A mí me habría gustado, pero no me apetecía hablar de estos temas con desconocidas. Habría preferido un curso online".
Esto es solo una opinión y no tiene valor estadístico, pero me hizo pensar...
¿Qué opinas? ¿Cuán cómodas nos sentimos al hablar de dinero?
Es normal que duela un poco cuando algo no tiene el impacto que esperábamos, pero me gusta que te estés haciendo preguntas en lugar de quedarte solo con la frustración.
Lo del contexto del taller tiene todo el sentido: meter un tema como la abundancia y el dinero en un ciclo de talleres de manualidades quizás no era el mejor encaje. La mentalidad con la que se inscribían era otra. Por eso la importancia de preguntar siempre antes de organizar cualquier cosa para validar la idea.
Y lo del feedback de tu amiga es interesante. No es estadístico, pero apunta algo clave: hablar de dinero puede ser incómodo en grupo si no se genera el entorno adecuado. Quizás habría funcionado mejor en un formato más íntimo o con alguna fase previa de conexión entre las asistentes. O incluso como dices, online, donde la gente siente más seguridad para abrirse.
Aprovecharía para preguntarte: ¿el playbook puede venderse por sí solo? ¿Puedes transformarlo en otro formato que la gente sí quiera consumir? Porque si de verdad es bueno (¡y me encanta que lo digas sin modestia!), seguro que hay una manera de aprovecharlo.
Esta conversación me gusta cada vez más. Gracias, porque al hablar contigo le doy un 'reframe' y me llevo un montón de aprendizajes.
Por supuesto, no voy a tirar a la basura ni el playbook ni el proyecto. Está claro que hay que adaptarlo o encontrar el formato más aadecuado. Creo que lo iremos comentando ;)
Un abrazo y gracias por acompañarme en esta reflexión!
¡Me encanta cómo has exprimido el artículo! ❤️ Y qué ilusión saber que este episodio te ha servido tanto.
Totalmente de acuerdo con Armstrong: el dinero es más una cuestión de percepción que de números en la cuenta. Muchas veces nos obsesionamos con "tener más" cuando en realidad lo que pesa es el cómo nos relacionamos con él.
Y lo de la "bofetada"… ¡ouch! Pero de las que despiertan, espero jajajaja Porque sí, los precios no son solo cifras, son una declaración de cómo te valoras. Cuando lo entiendes, cambia el juego.
Tu taller pinta brutal. ¿Cómo lo vas a enfocar? Si necesitas referencias o un extra de chicha para darle más fuerza, dime y lo vemos.
Gracias por compartir esto, de verdad. ¡Un abrazo enorme!
¡Sí, de esas bofetadas que duelen pero te despiertan!
Yo nunca pensé que tuviera una mala relación con el dinero. Siempre he tenido buena capacidad para gestionarlo, desde que tengo memoria siempre he ahorrado y los productos financieros no me suenan a chino. Soy fan de medir todo y siempre he llevado el control de mis gastos: conozco mis costos fijos y variables, sé dividirlos por tipo de gasto, etc. Y mi conciencia financiera me permitió hacer un plan con un paracaídas calculado cuando dejé mi trabajo corporativo.
PERO me di cuenta de que, desde cuando empecé a trabajar sin nómina:
- En los proyectos freelance, aceptaba sin preguntar el pago porque "si no, parece que me importa más el dinero que el impacto que genera el proyecto" y nunca sabía cuánto iba a ganar.
- Cuando tardaban en pagarme, no reclamaba porque no quería parecer codiciosa.
- Daba asesorías gratis por miedo a no ser lo suficientemente buena, así al menos, si algo no salía bien, los clientes no sentirían que los había estafado (spoiler: nadie se ha quejado nunca).
- Aún me cuesta poner precio a mi trabajo y casi que me da vergüenza cobrar (aquí mi parte racional añade: por el trabajo que hago con compromiso y expertise).
Uff, vaya menuda sesión de terapia está saliendo aquí!
Me paro aquí, pero todo esto dice mucho sobre lo complejo y multifacético que es el tema del dinero. Y tiene que ver con el liderazgo.
El taller tiene como objetivo, antes que nada, crear un espacio donde romper el tabú del dinero, porque, como dice un libro fantástico de la economista feminista Azzurra Rinaldi, "Le signore non parlano di soldi" (Lastima que no esté traducido al español). Quiero que sea una reflexión sobre nuestra relación con el dinero, pero también dar herramientas prácticas de conciencia financiera (money tracker, tipos de gastos, presupuesto familiar, etc.).
Si tienes referencias o algún contenido que creas que puede aportar más, dime, que te leo con los ojos bien abiertos. 🙏
Valeria, esta conversación da para una masterclass. Me encanta cómo has desgranado tu relación con el dinero y cómo lo has vivido en cada etapa. Lo que cuentas es justo lo que trabajo con mis clientas en mentoring, porque al final, el problema no es financiero, sino de liderazgo y posicionamiento. Y sí, hay una carga brutal en cómo usamos (o malgastamos) la energía femenina en esto.
En Yale, donde participé en un programa de liderazgo femenino, trabajé el "money honey": analizamos cómo muchas mujeres, sin darse cuenta, han usado la dulzura, la complacencia o incluso su presencia para que les paguen, en vez de liderar su valor con claridad. Heavy, eh?
Es interesante ver en qué rol nos ponemos cuando hay dinero de por medio: víctimas, seductoras, oversharing... Al final, se trata de abodar y confrontar un conflicto que, en realidad, es con nosotras mismas. Pero es difícil/lento hacerlo por nuestra cuenta, porque no tenemos perspectiva. y en el caso de una emprendedora hay la identificación/apego con el negocio de por medio.
¡Ah! ¿Has pensado en incluir un ejercicio donde cada participante analice de dónde viene su miedo a cobrar? En el Mentoring Club alguna vez he hecho este ejercicio: escribir las primeras frases que nos vienen a la cabeza cuando pensamos en dinero, para detectar patrones ocultos hay detrás. Es brutal cómo, al hacerlo, muchas descubren que llevan años repitiendo creencias familiares sin darse cuenta.
¡Totalmente de acuerdo! El dinero también merece un poco de amor. A veces se siente olvidado, ¿verdad? ¡Vamos a darle un abrazo a nuestra billetera hoy! 💸❤️
jajajaja y nuestros excels
Oye Txell, tú que trabajas con tantas empresarias, me gustaría que nos dijeras qué precios suelen ser de ticket bajo, medio y alto. Me refiero a precio por sesión. Ya sé que hay que paquetizar y no hay que vender tiempo, ya sé ☺️
Pero llevo tiempo pensando cuándo un profesional tiene precios medios y altos. Y la verdad que no lo sé 🤷♀️
Sin duda, los precios reflejan nuestra autoestima y nuestro expertice, ¿pero, y objetivamente?
Porque al final, no es lo mismo vender formación, programas, membresias, (aquí me resulta más fácil paquetizar y dejar de vender tiempo) que sesiones de terapia 😉 (mi cliente quiere la sesión y ya)
Gracias
Hola Elena!
Entiendo tu duda, pero ¡ojo! porque lo primero es recordar que no vendemos tiempo, vendemos un proceso de transformación.
Si el cliente solo valora el rato de sesión, probablemente no es el tipo de cliente que nos sale a cuenta.
¿Por qué? Porque no ve (ni valora) todo lo que implica: la preparación previa, el análisis posterior, el seguimiento, la estructura que sostienes para que ese encuentro tenga sentido dentro de un proceso. Me temo que es el tipo de cliente que exige disponibilidad inmediata, o que incluso se implica regulinchi (quiere soluciones mágicas en 60 min).
Dicho esto, no hay una cifra mágica universal, porque cada sector tiene sus particularidades, y no es lo mismo una terapeuta novel en zona rural que una especializada con años de experiencia y agenda llena en ciudad.
Pero sí hay algo objetivo: tu precio hora real.
Hay que conocerlo sí o sí para poner precios sostenibles. ¿Cómo?
- Calculando todos los costes del negocio (tiempo improductivo, IRPF/IVA, formación, software, seguros…)
- Sumando lo que quieres ganar al mes
- Y dividiéndolo entre las horas realmente facturables (¡spoiler! son menos de las que crees).
Ahí verás si estás en precios bajos, medios o altos según tu realidad, no la del vecino.
Dicho esto, te comparto algunas variables para ubicarse en qué es un ticket bajo, medio o alto, más allá del número exacto (porque depende del sector, país, experiencia, etc.):
🟡 Ticket bajo: suele tener márgenes muy justos, poco tiempo de preparación y va dirigido a un volumen alto de personas o a perfiles muy sensibles al precio.
🟠 Ticket medio: hay más personalización, más implicación, y el precio permite cubrir costes y un pequeño margen.
🔴 Ticket alto: el margen es claro, hay valor percibido alto, y normalmente hay especialización o demanda alta que lo respalda.
Te pongo ejemplos de por qué en cada sector es un mundo. Quizás alguien que empieza considera que mi procesos individual de ALTA COSTURA es high ticket, a su modo de ver, porque no puede hacer esta inversión. Pero, en realidad, no es un high ticket a nivel teórico en el sentido estricto (aunque el valor que aporta sea altísimo). Por muchas razones:
- High ticket, en el sentido clásico, suele implicar precios a partir de 3.000–5.000 €, mínimo (y a veces mucho más)
- Mi proceso está pensado para ser accesible a negocios sostenibles pero no millonarios.
- Tengo estructura, límites de tiempo y eficiencia. No es un acompañamiento abierto o ilimitado, como es habitual en un high ticket de manual
Aunque el valor es altísimo (y muchas marcas venderían lo mío por el doble), yo lo posiciono estratégicamente en un punto medio-alto, sostenible para mí y para el tipo de cliente ideal que quiero atraer.
Dicho en otras palabras: no es low cost, pero tampoco high ticket. Es estrategia pura con los pies en el suelo.
Un abrazo, y gracias por una pregunta tan interesante!! cualquier cosa me tienes aquí!
Vale Txell, justo es eso a lo que me refería y por concretarlo más ☺️
En mi caso, que sería la segunda situación, tengo la consulta en una ciudad española, con años de experiencia (+ de 12) y con la agenda llena (desde hace años)
¿Por donde andaría la estimación en ticket medio y alto?
Mi precio-hora ya lo tengo calculado, pero me gustaría tener también ese dato (si puede ser), porque yo también me quiero posicionar en un punto medio-alto o eso creo. (Pero yno sé si lo que creo que es medio y alto, es así o no ☺️)
Vaya, que ni quiero quedarme corta, ni fliparme. Como en el ejemplo que dices, no es lo mismo que el mínimo del high ticket sea 3.000, que 5.000, que 7.000.
Jo, están super guais éstas conversaciones 😍
¡qué maravilla leerte con tanta claridad y conciencia del momento profesional en el que estás!
Ahora bien: aunque vendas sesiones sueltas, lo que marca el precio no es el reloj, sino el valor real y percibido de lo que pasa en esa hora contigo.
Y aquí viene lo importante: si vendes solo tiempo, entras en un mercado donde hay coches a 300€, aunque tú seas un modelo premium. La clave es estructurar y comunicar tu servicio como algo que no se compara por minutos, sino por impacto.
Dicho esto, con tu perfil (12+ años, ciudad, agenda llena y experiencia consolidada), los rangos podrían ser estos:
Ticket medio: entre 100€ y 160€/sesión, si ya hay especialización, seguimiento entre sesiones o una manera clara de trabajar que no es solo “te escucho y ya”.
Ticket alto: a partir de 170€/200€, si además tienes marca propia, metodología, resultados tangibles, o haces un trabajo más transformacional (aunque el cliente venga sesión a sesión).
Y ojo: si hay acompañamiento entre sesiones, herramientas, personalización, etc., hablamos ya de procesos que podrían superar tranquilamente los 250€/sesión sin despeinarse. Pero entonces, ya no es solo “una sesión”.
Así que ya ves que es importante diseñar y comunicar el valor real de lo que haces. Ahí es donde sube el precio sin miedo
¡Ojalá te ayude!
Vale Txell, justo es eso a lo que me refería y por concretarlo más ☺️
En mi caso, que sería la segunda situación, tengo la consulta en una ciudad española, con años de experiencia (+ de 12) y con la agenda llena (desde hace años)
¿Por donde andaría la estimación en ticket medio y alto?
Mi precio-hora ya lo tengo calculado, pero me gustaría tener también ese dato (si puede ser), porque yo también me quiero posicionar en un punto medio-alto o eso creo. (Pero no sé si lo que creo que es medio y alto, es así o no ☺️)
Vaya, que ni quiero quedarme corta, ni fliparme. Como en el ejemplo que dices, no es lo mismo que el mínimo del high ticket sea 3.000, que 5.000, que 7.000.
Jo, están super guais éstas conversaciones 😍
Me encanta Txell!! Me ayuda mucho 🙏👏
No me estaba flipando entonces 😝
Pero bueno sí, tienes razón que todavía tengo que diseñar y comunicar mejor el valor percibido de TODO el acompañamiento para pasar del ticket medio al alto.
Pero lo que me has dicho me sirve como una guía mas objetiva 🎈🎈
Genial Txell!! Muchas gracias por estas conversaciones.
Es como tenerte tomando un café 😊
Txell, qué regalazo me has hecho. ❤️ Estoy escuchando y reescuchando este episodio desde que lo publicaste por dos razones:
1. El sábado 8 de marzo facilito un taller de empoderamiento femenino sobre la relación con el dinero, y este contenido me viene de perlas.
2. Es un tema en el que llevo reflexionando mucho en el último año.
Me quedo con esto: "El dinero no era el problema, el problema era yo y cómo me veía a mí misma. Lo que tú cobras no solo refleja lo que haces, refleja cómo te valoras, cómo te hablas, porque tus precios son como una declaración de amor propio o si no crees que vales, nadie más lo hará." ¡WOW, esto es para mí, qué bofetada!
Hay un libro de John Armstrong que en Italia tradujeron como "I soldi non sono il problema". Él dice: "Este libro no trata sobre problemas de dinero, sino sobre las preocupaciones que el dinero genera, que no es lo mismo. Los problemas son urgentes y requieren una intervención inmediata, las preocupaciones tienen que ver con lo que ocurre en nuestra cabeza, no solo en la cuenta bancaria."
Y es verdad, muchas preocupaciones económicas no tienen que ver con el dinero en sí, sino con algo mucho más profundo.
Gracias por este episodio, de verdad.
¿Cómo fue el taller???
Hola Txell, no me había dado cuenta de tu mensaje, gracias por estar pendiente!
Me gustaría decirte que fue fantástico, y de hecho, el playbook que preparé lo es (lo digo sin modestia), pero no puedo. Me cuesta admitirlo, pero el taller quedó vacío.
¿Qué no funcionó?
Seguramente hubo errores desde el principio. El taller se incluyó dentro de un ciclo de talleres manuales (cerámica, costura) organizados en un espacio físico y no se promocionó adecuadamente.
¿Pero solo fue eso? Seguro que no. Un feedback de una amiga: "A mí me habría gustado, pero no me apetecía hablar de estos temas con desconocidas. Habría preferido un curso online".
Esto es solo una opinión y no tiene valor estadístico, pero me hizo pensar...
¿Qué opinas? ¿Cuán cómodas nos sentimos al hablar de dinero?
Bella, gracias por compartirlo con todas
Es normal que duela un poco cuando algo no tiene el impacto que esperábamos, pero me gusta que te estés haciendo preguntas en lugar de quedarte solo con la frustración.
Lo del contexto del taller tiene todo el sentido: meter un tema como la abundancia y el dinero en un ciclo de talleres de manualidades quizás no era el mejor encaje. La mentalidad con la que se inscribían era otra. Por eso la importancia de preguntar siempre antes de organizar cualquier cosa para validar la idea.
Y lo del feedback de tu amiga es interesante. No es estadístico, pero apunta algo clave: hablar de dinero puede ser incómodo en grupo si no se genera el entorno adecuado. Quizás habría funcionado mejor en un formato más íntimo o con alguna fase previa de conexión entre las asistentes. O incluso como dices, online, donde la gente siente más seguridad para abrirse.
Aprovecharía para preguntarte: ¿el playbook puede venderse por sí solo? ¿Puedes transformarlo en otro formato que la gente sí quiera consumir? Porque si de verdad es bueno (¡y me encanta que lo digas sin modestia!), seguro que hay una manera de aprovecharlo.
Si quieres, lo comentamos más. Un abrazo.
Esta conversación me gusta cada vez más. Gracias, porque al hablar contigo le doy un 'reframe' y me llevo un montón de aprendizajes.
Por supuesto, no voy a tirar a la basura ni el playbook ni el proyecto. Está claro que hay que adaptarlo o encontrar el formato más aadecuado. Creo que lo iremos comentando ;)
Un abrazo y gracias por acompañarme en esta reflexión!
¡Me encanta cómo has exprimido el artículo! ❤️ Y qué ilusión saber que este episodio te ha servido tanto.
Totalmente de acuerdo con Armstrong: el dinero es más una cuestión de percepción que de números en la cuenta. Muchas veces nos obsesionamos con "tener más" cuando en realidad lo que pesa es el cómo nos relacionamos con él.
Y lo de la "bofetada"… ¡ouch! Pero de las que despiertan, espero jajajaja Porque sí, los precios no son solo cifras, son una declaración de cómo te valoras. Cuando lo entiendes, cambia el juego.
Tu taller pinta brutal. ¿Cómo lo vas a enfocar? Si necesitas referencias o un extra de chicha para darle más fuerza, dime y lo vemos.
Gracias por compartir esto, de verdad. ¡Un abrazo enorme!
¡Sí, de esas bofetadas que duelen pero te despiertan!
Yo nunca pensé que tuviera una mala relación con el dinero. Siempre he tenido buena capacidad para gestionarlo, desde que tengo memoria siempre he ahorrado y los productos financieros no me suenan a chino. Soy fan de medir todo y siempre he llevado el control de mis gastos: conozco mis costos fijos y variables, sé dividirlos por tipo de gasto, etc. Y mi conciencia financiera me permitió hacer un plan con un paracaídas calculado cuando dejé mi trabajo corporativo.
PERO me di cuenta de que, desde cuando empecé a trabajar sin nómina:
- En los proyectos freelance, aceptaba sin preguntar el pago porque "si no, parece que me importa más el dinero que el impacto que genera el proyecto" y nunca sabía cuánto iba a ganar.
- Cuando tardaban en pagarme, no reclamaba porque no quería parecer codiciosa.
- Daba asesorías gratis por miedo a no ser lo suficientemente buena, así al menos, si algo no salía bien, los clientes no sentirían que los había estafado (spoiler: nadie se ha quejado nunca).
- Aún me cuesta poner precio a mi trabajo y casi que me da vergüenza cobrar (aquí mi parte racional añade: por el trabajo que hago con compromiso y expertise).
Uff, vaya menuda sesión de terapia está saliendo aquí!
Me paro aquí, pero todo esto dice mucho sobre lo complejo y multifacético que es el tema del dinero. Y tiene que ver con el liderazgo.
El taller tiene como objetivo, antes que nada, crear un espacio donde romper el tabú del dinero, porque, como dice un libro fantástico de la economista feminista Azzurra Rinaldi, "Le signore non parlano di soldi" (Lastima que no esté traducido al español). Quiero que sea una reflexión sobre nuestra relación con el dinero, pero también dar herramientas prácticas de conciencia financiera (money tracker, tipos de gastos, presupuesto familiar, etc.).
Si tienes referencias o algún contenido que creas que puede aportar más, dime, que te leo con los ojos bien abiertos. 🙏
Valeria, esta conversación da para una masterclass. Me encanta cómo has desgranado tu relación con el dinero y cómo lo has vivido en cada etapa. Lo que cuentas es justo lo que trabajo con mis clientas en mentoring, porque al final, el problema no es financiero, sino de liderazgo y posicionamiento. Y sí, hay una carga brutal en cómo usamos (o malgastamos) la energía femenina en esto.
En Yale, donde participé en un programa de liderazgo femenino, trabajé el "money honey": analizamos cómo muchas mujeres, sin darse cuenta, han usado la dulzura, la complacencia o incluso su presencia para que les paguen, en vez de liderar su valor con claridad. Heavy, eh?
Es interesante ver en qué rol nos ponemos cuando hay dinero de por medio: víctimas, seductoras, oversharing... Al final, se trata de abodar y confrontar un conflicto que, en realidad, es con nosotras mismas. Pero es difícil/lento hacerlo por nuestra cuenta, porque no tenemos perspectiva. y en el caso de una emprendedora hay la identificación/apego con el negocio de por medio.
¡Ah! ¿Has pensado en incluir un ejercicio donde cada participante analice de dónde viene su miedo a cobrar? En el Mentoring Club alguna vez he hecho este ejercicio: escribir las primeras frases que nos vienen a la cabeza cuando pensamos en dinero, para detectar patrones ocultos hay detrás. Es brutal cómo, al hacerlo, muchas descubren que llevan años repitiendo creencias familiares sin darse cuenta.